UN FELIZ BOLSILLO LLENO DE DINERO (21 días Conectando con El Espíritu)
- Carolina Londoño Zárate
- 8 may 2018
- 2 Min. de lectura
DÍA 16

Cada día que pasa aumenta nuestra necesidad de conocer verdades universales que, sin dudad, alegrarán nuestra existencia. Conciencia representa el conocimiento básico del funcionamiento del universo, por lo menos de esa parte en la que la humanidad habita, del planeta tierra y su conexión con el todo y de nuestra función, como partes fundamentales de la creación, en la que La Fuente se reproduce sin descanso y sin excepción.
Cada uno de nosotros es una pieza fundamental en el engranaje de la vida, especialmente porque Dios experimenta, a través de cada una de nuestras vidas, las diferentes posibilidades que tiene el ser humano, en esa gama de personalidades que nos convierte unas veces en ángeles y otras en demonios. Somos extensiones los unos de los otros, pues conformamos a ese Ser Supremo Universal que nos otorgó nuestra condición humana, para que descubriéramos a lo largo del camino, el inmenso poder inherente para crear cualquier cosas que deseemos.
Pero existen diferentes grados de conciencia y acceder a ellos es precisamente lo que nos impulsa a descubrir que no existe división entre Dios y nosotros, sus amados hijos. Nuestra personalidad y, dentro de ella, su lado oscuro, el que algunas veces nos avergüenza, es el condimento que endulza o amarga nuestra vida. Y es esa personalidad la que nos sujeta al inconsciente colectivo y, digo inconsciente, porque está aún en su mayoría sumergido en un sueño profundo e ilusorio, que mantiene latente nuestra separación con el Todo.
Conciencia es, por lo tanto, estar despiertos a una realidad indiscutible, que permanece en el espacio-tiempo, en el aquí y el ahora, para hacernos saber que somos nosotros los que producimos permanentemente nuestra realidad de manera individual y que, según el grado de despertar en el que nos hallemos, también influiremos de algún modo en la colectividad.
En consecuencia, cuando pensamos en riqueza, abundancia y prosperidad, nos referimos a nuestro diálogo interior, a la forma como nos reconocemos en medio de la matriz divina, al valor que nos damos constantemente como dioses potenciales, originados con el único fin evolucionar desde y hacia el amor puro, incondicional y universal.
Ser abundantes es reconocernos como la manifestación de La Fuente dentro de nosotros, que avanza por cada sendero individual expandiendo cada pensamiento, cada labor, y cada verbo que expresamos de algún modo. Todo lo que sembramos en la matriz divina se nos retorna multiplicado, todo a lo que nos resistimos, persiste y, adicionalmente, todo lo que demos como un acto altruista, tiene un valor en algún punto del universo, que será asignado en el momento perfecto y de la manera más inesperada, para abonar nuestro terreno de maravillas.
Sin más dudas, estemos consientes de nuestro magnífico poder co-creador y elijamos pintar nuestra vida sólo de belleza, aunque a veces el horizonte parezca teñido en escala de grises, pues recordemos que con un solo pensamiento podemos cambiar la coloración de ese gran lienzo.
Que la luz del cielo los abrace en este día y decidan despertar a la grandiosidad de la vida. ¡Bendiciones para todos!
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