UN FELIZ BOLSILLO LLENO DE DINERO (21 días Conectando con El Espíritu)
- Carolina Londoño Zárate
- 11 may 2018
- 2 Min. de lectura
DÍA 18

La fuente es la unidad, lo es todo y somos uno con ella. Cada palabra que decimos, cada pensamiento que emitimos y cada acto que llevamos a cabo tiene una repercusión en toda la matriz de energía, pues cada uno es energía en movimiento, que cambia de forma permanente.
La Fuente se individualiza en realidades o apariencias diferentes y crea la ilusión de estar separada en seres individuales, para poder experimentarse a sí misma de distintas maneras, para que las diferentes gamas de sentimientos y emociones se abracen en un solo Ser. Por eso es fundamental que toda la energía que emane de cada uno de nosotros tenga un origen en la luz, no porque desconozcamos la oscuridad que proviene también del uno, sino porque vinimos a trascenderla, a aclararla, a llenarla de brillo.
Cualquier cosa que yo produzca en otra persona tiene un efecto en mí, bien sea positivo o negativo. Cualquier impacto en la naturaleza, como contaminación u otro tipo de daño, se siente en algún punto del planeta, porque somos un solo Ser, que vive diferentes realidades con el único fin de trascender la humanidad.
Porque la humanidad se vive en facetas contrarias, se experimenta en polos opuestos, vive en una realidad dual, por lo tanto la dualidad es uno de sus condicionamientos. Sin el día no podríamos experimentar la noche, sin el calor no sabríamos lo que es el frío y sin oscuridad no podríamos ver la luz que existe en nuestro espíritu, que palpita al unísono con Dios.
Unidad es reconocernos como elementos esenciales del Todo, que es Dios, experimentando diferentes roles, para avanzar en una evolución constante hacia el amor universal con el que fuimos creados. Por eso, es importante soltar definitivamente la ilusión de ser poseedores de algo en esta vida. Porque si somos uno solo con La Fuente, cómo nos podría pertenecer algo que es de todos?
Mejor dejemos de creer que Dios es un ser inalcanzable y reconozcámoslo dentro de cada uno de nosotros, sintámonos Dioses y actuemos en consecuencia, para disfrutar esta realidad, pero una realidad en la que nos creamos seres espirituales viviendo una experiencia terrenal. Seres inmortales que se crean permanentemente, a través de diferentes roles, en diferentes estados del Ser.
Sintámonos uno con Dios, el Gran Espíritu y observemos como esa poderosa fuerza vital, que es puro amor, vibra en nuestro interior.
Комментарии