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UN FELIZ BOLSILLO LLENO DE DINERO (21 días Conectando con El Espíritu)

  • Carolina Londoño Zárate
  • 14 may 2018
  • 3 Min. de lectura

DÍA 21




La energía que representa el dinero es un reflejo perfecto de nuestra propia riqueza interior, es la manifestación de lo manera tangible e intangible de cómo fluimos por la vida, de cómo interactuamos con nuestro entorno. También representa nuestras convicciones, creencias y limitaciones, sobre el funcionamiento del universo, así como de la función que tenemos en el mismo.


El dinero, como otra forma de energía, existe con un doble propósito. Por un lado, nos permite compartir nuestros dones con los demás y, por otro, nos da la libertad de experimentar la riqueza. Así pues que el dinero es una gran herramienta que está a nuestra entera disposición, que nos permite obtener los medios para llevar a cabo nuestra misión-propósito de vida, de manera que experimentemos la felicidad a medida que recorremos nuestro camino. Carecer de dinero es una ilusión que nos aleja de nuestra esencia divina. Es un estado que representa el temor que nos produce relacionarnos con él y que, en consecuencia, obstaculiza su circulación continua hacia nuestra vidas.


En este sentido, para revertir el estado de escasez, debemos cambiar nuestro pensamiento, nuestro discurso y tomar acciones que nos conduzcan al desbloqueo definitivo de esa hermosa energía y así permitirnos conectar con nuestro espíritu, para relacionarnos con la libertad que denota una mente abundante. Por ende, ese cambio de mentalidad exige un deseo real de mejorar nuestro estado, para que la energía que generamos se reorganice en bienestar. Y esto lo logramos al decidirnos a cumplir la misión-propósito con el que fuimos creados. Esa decisión marca la diferencia y atrae abundancia, pues es una mensaje claro que tenemos la certeza de recorrer nuestro camino desde el amor.


Una vez demos el primer paso en el desarrollo de nuestra misión-propósito, que genera por si mismo un flujo de la energía de dinero hacia la matriz divina, es fundamental ser muy organizados con el uso que le demos, por lo que es aconsejable destinar ciertos porcentajes para nuestro disfrute, para caridad, para aportar impuestos, que generen un beneficio colectivo y, por último, invertir en negocios que produzcan rentabilidad.


La inversión debe ser a largo plazo, por lo menos del 10% de los ingresos, en negocios donde el dinero se multiplique por sí mismo, sin necesidad de producir un esfuerzo adicional. El largo plazo se traduce en una expresión de confianza en la vida, en el flujo de riqueza ilimitada, en el deseo de mantenerse vivo por mucho tiempo, disfrutando del placer de vivir. Otro punto a considerar es tener la capacidad de delegar responsabilidades, con el objetivo de evitar una dispersión innecesaria de energía, alrededor de ese negocio que construyamos para realizarnos a través de nuestra misión-propósito de vida. Dediquémonos pues sólo a usar nuestros dones y talentos, y dejemos que otros aporten sus capacidades en un beneficio mutuo.


La cooperación es una manifestación pura de la unidad de La Fuente, que se divide por medio de valores, como el respeto, la consideración, la responsabilidad, la tolerancia, la alegría, entre muchos otros, para maximizar resultados, aumentar la productividad y, a su vez la riqueza, tanto individual como colectiva. Entendamos que para fluir gratamente por la vida debemos cambiar nuestra relación con el dinero, debemos sentirnos abundantes en nuestro interior, porque somos parte inigualable de La Fuente, de Dios. También porque el dinero fue creado como un poderoso instrumento, que nos permite transitar, de manera tranquila, confiando en nosotros mismos y en la bondad de la vida.


Por lo tanto, permitámonos entender la energía del dinero, que es amor, para poder llevar a cabo nuestra misión-propósito de vida, para tener acceso a todos los recursos que necesitamos, para proveernos bienestar, para obtener los medios para intercambiar nuestros dones, para experimentar alegría, para gozar de la belleza de nuestro planeta, para conocer gente, para vivir a plenitud.Pues bienestar es lo que Dios quiere que experimentemos, pero depende sólo de nosotros, no de agentes externos. Sólo nosotros podemos proveernos experiencias placenteras, sólo nosotros podemos cambiar nuestro diálogo interno, nuestra manera de pensar, nuestra forma de relacionarnos con la matriz divina.


Así pues que vivamos en coherencia con la energía del dinero, sintámonos merecedores de ella, amémonos a nosotros mismos y a esa maravillosa energía, para que ambas se alineen y se pueda producir la manifestación de la riqueza en nuestras vidas, pues esa riqueza ya existe en nosotros, es nuestra esencia, es nuestro origen divino y como tal debemos vivir.


¡Que la abundancia del universo se exprese constantemente en nuestras vidas, bajo la guía amorosa del cielo y que nos permitamos gozar de la belleza de la vida. Co-creemos en amor!




 
 
 

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© 2018 por Carolina Londoño Z. por Wix.com

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